¿Por dónde comenzar?

La espiritualidad existe en un reino diferente al del esfuerzo. Yo no lo llamaría «lo contrario», porque en la espiritualidad no hay oposiciones. Sigue una lógica más allá de lo que nuestras mentes dicotómicas pueden comprender plenamente. Sin embargo, paradójicamente, podemos habitarla. Esfuerzo, se aplica a acciones deliberadas, como decidir ir al gimnasio, hacer más flexiones y repetir esa rutina día tras día. De ello podemos esperar resultados predecibles y mensurables. Y eso nos encanta, ¿verdad? La previsibilidad, la satisfacción del logro. No hay nada malo en ello.
Pero la espiritualidad pertenece al reino de la Gracia. El mero hecho de que sientas curiosidad por la espiritualidad y desees experimentarla -sea lo que sea- ya es obra de la Gracia en ti. Incluso cuando pedimos la Gracia, es la Gracia misma la que actúa a través de nosotros. Es gratuita, no merecida, y viene totalmente fuera del ámbito de nuestra previsibilidad, revelándose sólo cuando habla a través de ti.
Así que no te preocupes. ¡Ya ha comenzado! Demos gracias por ello.
La gratitud puede ser un punto de partida maravilloso: un paso sencillo y consciente hacia la vida espiritual. Hay innumerables caminos hacia la espiritualidad, y depende de la Divinidad elegir qué camino seguimos. No podemos instruir a la Divinidad sobre cómo transformar nuestras vidas. Pero la gratitud es algo que todos entendemos, y es una hermosa práctica con la que muchos de nosotros estamos familiarizados.
Puede que requiera un esfuerzo ser agradecido en este mismo momento. Nuestra mente a menudo se fija en lo que nos falta. ¿Cómo puedo estar agradecido cuando estoy endeudado? ¿Cómo puedo estar agradecido cuando mis vecinos viajan por el mundo, mientras que yo sólo puedo permitirme un viaje de fin de semana en coche? ¿Cómo puedo estar agradecido cuando mis hijos quieren cosas que yo no me puedo permitir?.
Este es el reino de la escasez. Incluso podríamos llamarlo «el infierno». Es un infierno sufrir constantemente una sensación de carencia, desde no tener suficiente comida hasta no tener suficientes amantes o millones de dólares. No importa dónde estemos, es fácil mirar hacia arriba y ver a otra persona que tiene o hace más que nosotros.
Pero, ¿y si miramos hacia abajo? ¡Hay tanta gente que se sentiría en el cielo viviendo la vida que nosotros tenemos! ¿Puedes verlo tú también?
Ahí es donde empezamos a contar nuestras bendiciones. Puedo leer. Puedo moverme. Puedo comprar medicinas. Puedo trabajar. Puedo dar y recibir amor. El mismo sol nos calienta a todos. Tengo una cama caliente en un país que no está en guerra. Como al menos dos veces al día, a menudo más de lo que necesito. Tengo familia y amigos. Tengo la inteligencia y la capacidad de seguir adelante. Puedo cerrar los ojos, respirar profundamente y ser más consciente del don divino de la vida misma.
¿Puedes contar tus bendiciones? Una vez que empieces, te resultará difícil parar. Notarás un cambio emocional positivo al centrarte en lo que tienes en lugar de en lo que te falta. Esto es mucho mejor que la reacción infernal que se produce al pensar en las carencias.
Espiritualidad 101 comienza con darse cuenta de que tenemos una opción: vivir en el Infierno o el Cielo basado en donde ponemos nuestro enfoque-Gratitud o Victimismo. Y, por supuesto, el objetivo es elegir la gratitud tan a menudo como podamos. Puedes establecer recordatorios para practicar esta conciencia y observar el poder transformador que aporta.

Advertencia: No utilices este blog para silenciar el sufrimiento de los demás. Si otros están sufriendo, enfréntate a ellos con amor, paciencia y los medios para aliviar su dolor. No digas, por impaciencia: «¡Cuenta tus bendiciones!». Este consejo es para ti y sólo para ti. Sólo tú puedes practicar la transformación de la gratitud, incluso ante el sufrimiento real, como la enfermedad o la pérdida. Así que recuerda que no se trata de un consejo para predicar a los demás, sino de una práctica para tu propia transformación, si te lo permites.
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